El alza de los peajes en República Dominicana: ¿Un modelo mal implementado?

Por Walddy Lina Polanco

En muchos países como Chile, Colombia, España y Estados Unidos, el aumento en los peajes tiene como objetivo garantizar el mantenimiento, conservación y mejora de las infraestructuras viales. Estos sistemas buscan promover el desarrollo económico y una movilidad eficiente, ya que unas carreteras bien iluminadas, sin baches y con una señalización adecuada no solo mejoran la experiencia del usuario, sino que también fomentan la seguridad y reducen los costos de transporte a largo plazo.

Sin embargo, en República Dominicana este modelo no se cumple a cabalidad. Mientras el costo de los peajes sube, la calidad de nuestras carreteras y servicios viales deja mucho que desear. ¿Cómo justificar un incremento en el costo cuando seguimos enfrentando problemas tan básicos como falta de iluminación en las principales vías, calles y avenidas llenas de baches, y una carencia de mantenimiento en general?

El ciudadano que utiliza las vías diariamente para desplazarse ya está haciendo un esfuerzo económico significativo. Hasta hace poco, una persona que transitaba desde diferentes puntos del país pagaba alrededor de 60 pesos diarios, lo que se traducía en 300 pesos semanales. Ahora, con el aumento, pagará 100 pesos diarios, equivalentes a 500 pesos semanales. Todo esto mientras los sueldos siguen estancados y los problemas viales no se resuelven.

La pregunta que surge es: si vamos a copiar modelos de otros países, ¿por qué no adoptamos también su compromiso con la mejora constante de la infraestructura? En Chile, por ejemplo, las autopistas están bien iluminadas y cuentan con un sistema de respuesta inmediata en caso de emergencias. En España, los peajes son parte de un sistema integrado de mantenimiento y conservación que asegura que los conductores circulen en vías de alta calidad.

En nuestro caso, el ciudadano paga más pero sigue enfrentando avenidas llenas de baches, tapas de alcantarillas robadas por antisociales y una iluminación deficiente que pone en riesgo la seguridad de los conductores, especialmente en horas nocturnas.

El alza de los peajes podría justificarse si estuviera acompañada de un plan transparente y ejecutable para resolver estas problemáticas. Sin embargo, mientras esto no suceda, los dominicanos tienen todo el derecho de cuestionar hacia dónde va este dinero y exigir que el gobierno cumpla con su responsabilidad de proporcionar una infraestructura vial acorde al sacrificio económico que se les está pidiendo.

No se trata de rechazar las subidas per se, sino de exigir un sistema justo y funcional, donde el ciudadano pueda ver el retorno de su inversión en forma de carreteras seguras, bien iluminadas y sin baches. Solo entonces podremos hablar de un modelo que verdaderamente contribuya al desarrollo económico y a una movilidad eficiente, como ocurre en los países que tanto nos gusta emular.

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