El secretario de Asuntos Jurídicos del Partido de la Liberación Dominicana, José Dantés Díaz, tiene poca fe en el futuro de Pedernales y por eso afianza su campaña en contra del proyecto de desarrollo turístico para esa provincia. Se resiste a que se cristalice el sueño de más de 80,000 habitantes que han esperado durante décadas salir de su atraso y miserias, mientras intenta mostrar compasión al declarar que apoya su progreso.
Desde que el 11 de enero de este año lanzó su candidatura a la senaduría del Distrito Nacional, el dirigente peledeísta hace un aparente discurso de respaldo con este tema para ganar simpatías, a pesar de su prontuario de funciones públicas fallidas y cuestionadas.
Desde su función como director de la Comisión de Titulación de Terrenos del Estado en el Gobierno de Danilo Medina y los líos por la entrega de más de 14,000 títulos con denunciadas irregularidades y otras funciones de influencia, el balance de su trabajo le resta credenciales. Basta solo mencionar algunos casos: nada hizo Dantés como asistente en la Subdirección General de Migración ni en la Secretaría de Estado de Deportes, Educación Física y Recreación, ni tampoco como consejero de la División de Protocolo de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Con 29 años de membresía en el PLD, su rechazo a que el pueblo de Pedernales avance en esta brecha abierta por el gobierno de Luis Abinader define su mentalidad de resistencia al progreso de los grupos maginados del país, especialmente del sur abandonado. Ya advirtió que consideraba el proyecto de fideicomiso para desarrollar el turismo de Pedernales como un contrato lesivo al interés nacional.
El dirigente peledeísta se contradice cuando afirma que solo se opone a ese desarrollo si no hay reglas de transparencia y existen limitaciones constitucionales y ambientales, pero cuando sus gobiernos recurrieron a estos proyectos, sin controles mi garantía para los viernes del Estado, nunca se opuso. Tampoco denunció ni condenó las operaciones de grupos corruptos, ahora en prisión, que evadieron la Ley de Compras y Contrataciones Públicas que provocaron la enajenación del patrimonio público
Dantés Díaz teme a dos cosas bien combinadas: primero, que ese proyecto de desarrollo de Pedernales cree una dinámica de progreso imparable en la provincia y toda la región Sur y que esto conlleve un giro de simpatías sin precedentes para el presiente Abinader, el mayor impulsor de esta poderosa iniciativa. Su objeción a la Cláusula V del Contrato de fideicomiso alegando la posibilidad de transferir a terceros más de 44 millones de metros cuadrados de terrenos es una falsedad, porque las condiciones de protección de esos bienes están sujetos a controles muy estrictos.
El fideicomiso público impulsado para Pedernales no cederá el derecho de propiedad del Estado, ni su enajenación ni sus controles, pero Dantes Diaz intenta meter miedo sobre esto para ocultar su real intención de impedir el desarrollo de Pedernales. Tergiversa la verdad al decir que todos los contratos de fideicomiso públicos elaborados por el Gobierno carecen de una ley que los regule para pretender ignorar que fueron los gobiernos de su partido los que ejecutaron estas herramientas sin ninguna regulación.
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