By Milciades V. Lembert
Director Ejecutivo Propósito Social
Director Ejecutivo Propósito Social
Todos en múltiples ocasiones, hemos escuchado las famosas frases “No hay más nada que hacer”, “El país hay que cerrarlo y votar la llave”, “Hay que dejar que corra la bola”, entre otras tantas expresiones pesimistas y con alta carga emocional negativa. Lo más lamentable de todo, es que la emisión de este mensaje entristecedor, proviene de personas entre 15 y 35 años de edad, consideradas como jóvenes, de acuerdo al artículo 3 de nuestra Ley de Juventud, 49-00. Este segmento social, representa una importante proporción de la población dominicana y está llamado a la adopción de un optimismo inteligente, de cara a propiciar mejoras sociales; como ha sido visto a lo largo de la historia, donde las grandes luchas de nuestro país y del mundo, han sido impulsadas por jóvenes.
Lo cierto es, que se hace muy común anteponer la queja en vez de la acción, nos creemos seguros en nuestra zona de confort, viviendo de manera rutinaria, temiéndole a ejecutar actividades de índole social, actuando de manera individualista; solo visualizando los riesgos, mas no las oportunidades; debiendo ser todo lo contrario, y la justificación es: “Yo no tengo tiempo”, “Ahora no puedo”, “Otro lo hará”, pero resulta que a fin de cuenta, nadie toma la iniciativa de dar el primer paso que haga la diferencia y represente el cambio positivo que se necesita; por lo que es más que necesario, ejercer el liderazgo y ponerlo en beneficio de nuestras comunidades.
El líder social, es aquella persona, miembro de una comunidad, que conduce un proyecto, actuando por vocación de servicio y que persigue una trasformación positiva de su entorno; este actor social, debe contar con ciertas capacidades y destrezas, que le permitan el desarrollo de su proyecto de intervención social, de manera óptima.
Entre los puntos a considerar, para el ejercicio de un liderazgo hacia la intervención social, se encuentran:
- Identificación del Problema
Proponemos la elaboración de un diagnóstico, consistente en un levantamiento de información, con el interés de identificar los males que adolece la comunidad, en un sentido no limitativo. Esto en virtud, de que a pesar de la existencia de flagelos comunes, también existen realidades propias de algunas demarcaciones o ejercen un rol de principalía frente a las demás.
En este diagnóstico social, se le debe dar una mirada, no solo a los problemas o necesidades de la comunidad, sino también hay que hacer constar su magnitud, origen y manifestación.
- Definir Ruta de Acción
Luego de la realización del diagnóstico, se emprende la ruta de acción, empezando por la jerarquización de las necesidades sociales a satisfacer, con el proceso de intervención social; posterior a esto, debe construirse un plan con objetivos generales y objetivos que respondan a acciones específicas. Además, es necesario desarrollar un marco teórico, contentivo de las siguientes informaciones:
- Áreas de Intervención.
- Actividades a realizar.
- Demarcación en la que se desarrollara la intervención.
- Población a impactar.
- Generar alianzas sociales y gubernamentales.
Para alcanzar la efectividad del plan programado, hay que iniciar un proceso de sensibilización, involucrando, comprometiendo y generando alianzas con líderes de organizaciones no gubernamentales, de cara a trabajar en conjunto por un objetivo común, tendente a posibilitar mejoras sociales.
Posterior a esto, se debe definir la tipificación de la necesidad social, para identificar la institución gubernamental responsable del desarrollo de las políticas públicas de lugar, y diseñar estrategias en conjunto, para de esta forma, lograr la aportación de insumos. Asimismo, que incluyan la demarcación y población a impactar, dentro del plan estratégico institucional y sus planes operativos anuales.
El involucramiento de la juventud, en el desarrollo de las estrategias de intervención y liderazgo social, es indispensable en estos tiempos, puesto que este segmento poblacional es el mayor generador de cambios. Sin embargo, para ser efectivos en la misión establecida, los jóvenes tenemos que cambiar la mentalidad individualista y empezar a dar valor a lo que acontece socialmente, porque a fin de cuenta, terminamos siendo afectados directa o indirectamente. Es importante estar conscientes del papel protagónico que desempeñamos como generación, pues de nuestra actuación en el presente, dependerá el futuro de las nuevas generaciones.
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