Por Jael Uribe
Presidenta Movimiento Mujeres Poetas Internacional
A diario, en mi otro pedacito del mundo, La República Dominicana, despertamos
a la sombra de la violencia.Los crímenes contra las mujeres, son el desayuno nuestro
de cada día. Una viaja por el mundo esperando encontrarse con una realidad
diferente, una busca la esperanza,para encontrarse tristemente, con más lo
mismo: mujeres sumergidas en la muerte, mujeres víctimas de toda clase de violencia,
portadas de periódicos colmadas de feminicidio y nombres de mujeres cautivos de
las estadísticas.
Muchas veces he reflexionado sobre lo mismo: Acaso, las mujeres ¿nos
habremos ganado ese puesto tan infame, gracias al maltrato que nos hemos auto
infligido? Quizá no sea culpa de las leyes que nos rigen, ni de los hombres que nos
maltratan, ¿qué tal si es sólo fruto de nuestro egoísmo?de la tendencia
destructiva de amar mucho más el rostro de nuestra ignorancia,de mantenernos
constantemente sumergidas en el oscurantismo. Todas gritamos por un cambio,
pero ninguna hacemos nada por prepararnos, ni por formar parte de los proyectos donde
podemos hacer la diferencia. ¿Entonces? si delegamos en los hombres una
responsabilidad que es tan nuestra¿acaso, podemos quejarnos? nuestro amor por
el servilismo nos ha suspendido en el tiempo, nos ha resignado a aceptar como
buenas y válidas las injusticias. ¿Cómo puede una mujer levantarse si se
encuentra permanentemente de rodillas?
Trato a diario con decenas de mujeres, mujeres que no sólo han sido
maltratadas por otros, sino que también se vienen violentado a sí mismas por
años, sin notarlo. No me refiero a la violencia física, hay un estado de auto flagelación
y sabotaje que se pasa por alto y que, muchas de nosotras practicamos durante todas
nuestras vidas. El hecho de ser una espectadora a distancia me ha permitido
entender por qué muchas no “levantamos vuelo”,ni llegamos a ninguna parte. Hemos
vivido tanto tiempo en auto comparecencia, hasta terminar creyendo que el mundo
realmente está en nuestra contra. Somos las mismas mujeres que decimos querer
grandes cambios: En nuestros hogares, nuestros trabajos, en nuestras leyes, en nuestros
gobernantes, en nuestros países. Somos las mismas que soñamos con ser alguien,
pero nunca avanzamos porque con la misma pala con la que limpiamos nuestros
zapatos, vamos cavando nuestra propia tumba y echándole tierra a las otras, a nuestro
paso.
He podido prestarles a cientos de
mujeres mi sueño, este Grito de Mujer. He visto con
agrado lo que muchas han hecho con él. Hay grandeza en una madre que se levanta temprano,
atiende a su familia, sale a ganarse el pan, estudia para ser alguien, escribe
una buena poesía, llora por un mundo mejor entre el lavado y la cena, y encima,se
entrega a coordinar de la nada un festival como Grito de Mujer. ¡Hay mujeres
que me no terminan de asombrarme!En verdad ¡somos seres increíbles!más de lo
que nos han concedido. Valor, constancia y resiliencia, he ahí la esencia de lo
que significa ser mujer.
Pero también he podido constatar la
otra cara de la moneda. También he dado semillas a tierras muy áridas, mujeres difíciles
de persuadir. Quizá porque dentro llevo un faro
de esperanza, quizá porque me niego a ver a otra hermana arrastrarse hacia
el abismo con sus hijos al rastro: La
miseria, la ambición desmedida, el irrespeto, la baja autoestima, el odio, la
desigualdad yel hambre. Hijos, que ninguna de ellas debería cargar sobre
sus hombros.
He visto mujeres morderse las manos,
negarse al más mínimo acto de apoyo que las beneficie, porque en el fondo, no
conocen el verdadero rostro dela solidaridad. Veo en ellas no un abismo, sino
un terreno donde empezar a sembrar un futuro sin violencia posible. Creo que se
puede lograr. Una aprende que hay tierras tan escabrosas que asustan, pero
siempre nos queda la esperanza.
Hay mujeres vencidas por sí mismas
desde antes de empezar a caminar ¡Mujeres vegetando en la pena, señores! sacando
sus llagas por fuera de sus faldas, viviendo de la lástima y la necesidad.No
niego que a veces me duele ser espectadora. No quiero ver caeral barran con nuestra
lucha, mientras culpamos a las leyes, a los gobiernos y a los hombres machistas
por un destino que ha sido,desde siempre,nuestra propia responsabilidad. ¡Las actitudes
mezquinas que adoptamos no nos han permitido tocar la trascendencia, mujeres! ni
nos han deja demostrar que somos mucho más.
Aquí estamos, aspirando ser un faro
de esperanza, deseando que, cuando Grito de Mujer parta de México a recorrer el
mundo y los 30 países que faltan, deje entre ustedes su legado, su magia. Una
lámpara encendida en el corazón de las mujeres mexicanas que ningún abuso pueda
apagar. Ninguna de ustedes debe vivir con los ojos cerrados, ninguna debe
seguir anclada en la oscuridad.
“¿Dónde están mis hermanas, las
valientes?” las que batallan en un mundo donde todas las puertas y ventanas se
cierran, pero no se dejan derribar. Las que solo buscan lanzar su GRITO, las que
son su propia ventana-puerta y se permiten mirar poco más allá.
Porque yo también he visto entre
ustedes mujeres fuertes, sin miedo de avance. Sin importar que tan alta les
pongan la barda, siempre saltan y se posan en el lugar que les corresponde sin
temor. Muchas de ustedes están ahora donde soñaron, donde MUCHOS les dijeron que no
podían llegar.
Ustedes son mis faros de esperanza, y
por eso les dedico este último pensamiento: “siempre se puede ser luz, aunque
las sombras se levanten altas, no existe grandeza,sinoscuridad”. ¡Adelante
siempre!
Dios les bendiga.
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