By Teodoro Feliz
@Teo_FelizImpotencia llena mi cuerpo cada minuto de esta agonía, el no poder encontrar otra solución y tener que aceptar y acudir a este medio de transporte medieval. El vapor sigiloso y apabullante proveniente de la piel de extraños, recién quemada por el sol del mediodía, unido a ese olor indescifrable que nos toca en lo más profundo y que tratamos el viaje completo de adivinar, crean el ambiente perfecto para esta ceremonia voluntaria.
Esta jornada tumultuosa, frenética y en control total de un ser concentrado solo en si mismo es algo que debo disfrutar cada día, porque a este punto hemos llegado, pasamos de ser orgullosos y valientes a esta cultura de betas en control ajeno luchando contra nosotros mismos para poder amanecer con una pizca de autoestima falsa. Cualquier intento rebeldía dentro del cajón de metal con ruedas es rápidamente ofuscado por los otros esclavos, el capitán no debe vociferar una palabra ya que los ¨compatriotas¨ están tan bien entrenados que indicaciones para que te vayas en un taxi o ¨cojas a pie¨ son disparadas a tu dirección, y rápidamente un sentimiento de tristeza ajena acompaña tu impotencia.
¿Qué es eso pinchándome el muslo? ¿Cómo se supone debo de usar este alambre para abrir la puerta al llegar a mi destino? ¿Quien demonios decide usar crema con olor a melocotón a esta hora del día? Te maldigo joven que no conozco por hacerme parte de tus errores en la vida!, te maldigo chofer por darnos por sentado y lanzarnos a esta lata de atún mal fabricada por que al parecer es la acomodación que nos merecemos!... Me maldigo a mi mismo ya que no eres más que un hombre aprovechándose de una oportunidad dada a ti por nuestra habilidad de subyugarnos ante cualquier figura de autoridad que valga.
Nos hemos convertido en expertos en darnos la vuelta y dejar que los supuestos líderes nos guíen a cualquier camino que a ellos les parezca. Cualquier intento de revolución se transforma rápidamente en un chiste para la comunidad, en una broma transmitida y sobrepasada por las caras azules y las avecitas trinantes que le chupan todo rastro de valor y voluntad hasta que no es más que un globo desinflado y sucio arrastrándose en la acera de la Dr. Delgado.
Este es un despotricado vacío, dudo que cause algún efecto, que haya algún cambio, no es más que una tarde perdida en frente de mi monitor… Pero nos maldigo a todos por eso.
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