SEGOVIA. El Instituto Cervantes y la Real Academia Española (RAE) aspiran a colocar el español como segunda lengua de comunicación internacional y defienden una unidad de acción para lograrlo, según sus directores Víctor García de la Concha y José Manuel Blecua.
En un debate dentro del "Hay Festival de Segovia", junto con el economista y catedrático José Luis García Delgado y el director del diario ABC, Bieito Rubido, García de la Concha ha subrayado que "solo si nos unimos", se logrará defender el idioma, lo que, a su juicio, en gran parte depende de Estados Unidos.
De la Concha, que también fue director de la RAE, ha cifrado en 528 millones el número de personas que habla castellano, gracias a Hispanoamérica, cifra significativa para colocar el idioma como segunda lengua franca, unido a la presencia en Internet o a que se la considera lengua de trabajo.
Sin embargo, el número de páginas de ámbito científico en la red es mínimo, en opinión del responsable del Instituto Cervantes, y también su reconocimiento internacional, ya que no se encuentra ni como lengua oficial en la Unión Europea.
Por eso, De la Concha ha sido franco: "Estamos en una situación no definitiva para poder consolidarnos como segunda lengua internacional, aspecto que se juega en Estados Unidos, donde habrá 100 millones de hispanohablantes en 2050".
De ahí que los trabajos del Cervantes se estén centrando, de acuerdo con su director, en la creación de un centro en Harvard y de un Observatorio del Español en Estados Unidos, porque ahora "es una catástrofe lo que ocurre con la enseñanza bilingüe, con profesores sin preparación, y nos falta el apoyo del Gobierno", ha matizado.
Para García de la Concha, en Brasil se necesitarían 20 mil profesores de español, ya que se ofrece como lengua opcional, cuando hay menos de la mitad, con ocho centros del Cervantes "a rebosar" y más de 30 mil alumnos en el aula virtual. También se considera un problema la solicitud de "soberanía idiomática", que han reclamado en un manifiesto cien intelectuales de Argentina argumentando que España quiere imponer su lengua. EFE
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