*La Mesa de Diálogo y Representación Cristiana expresa su reconocimiento a la valentía del presidente Luis Abinader por impulsar una modificación fiscal en un momento en que el país requiere ajustes estructurales para asegurar su sostenibilidad económica. Esta reforma es esencial para enfrentar los desafíos que afectan tanto a las finanzas públicas como al bienestar de la población. El Obispo Reynaldo Franco Aquíno presidente de la entidad destacó que todos debemos asumir una cuota de sacrificio.
“Desde nuestra posición, entendemos que todos los sectores de la sociedad deben asumir una pequeña cuota de sacrificio en pro del bienestar común. Sin embargo, enfatizamos que este sacrificio debe ser justo y equitativo. No se puede sobrecargar a los más vulnerables ni desarticular la ya golpeada clase media, que durante años ha soportado una carga fiscal significativa”, expresó Aquino.
Sostuvo, que es muy necesaria la austeridad y eficiencia en el gasto público por lo que instó al gobierno a ser el primero en dar ejemplo de austeridad en el manejo de los recursos públicos. Es imperativo que se revisen los gastos del Estado para eliminar prácticas innecesarias y se optimicen los recursos disponibles. Además, exhortamos a que se continúe con una gestión eficiente de los fondos públicos, asegurando que cada peso invertido tenga un impacto positivo en el bienestar de la nación.
También destacó que se debe combatir la evasión y reducir privilegios a los sectores poderosos. Una reforma fiscal debe también priorizar la eficientización en el cobro de impuestos a los grandes evasores, quienes representan una importante fuga de recursos que podrían ser utilizados para el desarrollo del país. El sistema impositivo debe ser equitativo y garantizar que aquellos con mayores privilegios económicos también contribuyan de manera justa. La reducción de privilegios a los sectores más poderosos es una medida justa y necesaria para construir una sociedad más equitativa.
Indicó que es urgente, una buena reforma fiscal centrada en fortalecer la administración tributaria con el objetivo de reducir significativamente el fraude y la evasión fiscal. Esto permitirá un mayor control sobre quienes eluden sus responsabilidades, asegurando que los ingresos del Estado provengan de una base más sólida y equitativa. Al mismo tiempo, la ampliación de la base impositiva debe realizarse con delicadeza, evitando sobrecargar a los sectores más vulnerables. La justicia social debe ser un pilar fundamental de cualquier modificación fiscal, protegiendo a quienes menos tienen y promoviendo una distribución equitativa de las responsabilidades tributarias.
También afirmó que otro aspecto crucial de una buena reforma fiscal es la necesidad de reducir los altos niveles de informalidad en la economía. Para lograrlo, se debe simplificar el régimen tributario, de manera que tanto empresas como trabajadores encuentren atractivo y accesible operar dentro de la formalidad. Además, la eficiencia en el sistema fiscal no solo facilitará la recaudación, sino que también generará confianza en el proceso, impulsando un mayor cumplimiento voluntario. Solo una reforma bien diseñada puede garantizar que los recursos generados sirvan para el desarrollo económico y social del país, sin afectar desproporcionadamente a quienes ya se encuentran en una situación de fragilidad económica.
El líder religioso clamó por una reforma económica y social. Proponemos que la reforma no sea solo de carácter económico, sino también social. Es indispensable que los cambios fiscales se integren en un enfoque que busque mejorar la equidad social, generando oportunidades para aquellos que han sido históricamente excluidos. Se debe proteger a los sectores más vulnerables, mientras se fomenta el crecimiento de los sectores productivos que sostienen la economía.
Finalizó enfatizando su respaldo a una reforma que, bien estructurada, pueda ser una herramienta poderosa para transformar al país y asegurar un futuro más próspero y equitativo para todos. No obstante, esta debe realizarse con justicia social, protegiendo a los más débiles y fortaleciendo a la clase media, que es el pilar del desarrollo nacional.
Como institución representativa de la Comunidad Evangélica Dominicana, en la Mesa de Diálogo oramos para Dios de sabiduría al poder ejecutivo y legislativo para hacer una reforma equitativa.
Fuente: Prensa Mesa de Diálogo y Representación Cristiana
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