La difteria es una bacteria que libera una sustancia o toxina, llamada Toxina Diftérica, responsable de los síntomas de la enfermedad, explicó la doctora Rosa Abreu, infectóloga pediátrica de Hospiten Santo Domingo.
La profesional asegura que la difteria es una enfermedad grave, que puede provocar la muerte y “suele afectar las membranas mucosas de la nariz y la garganta, el sistema nervioso central, el corazón y los riñones”.
Indicó que los seres humanos son el único reservorio de la bacteria, donde los signos y síntomas suelen ir de leves a graves, y se manifiestan entre 2 y 5 días después de la exposición por la liberación de una sustancia o toxina, que se transmite de persona a persona a través de gotas respiratorias o secreciones.
Existen varios tipos de difteria -indica Abreu- como la nasal, laríngea, faríngea-amigdalina y cutánea, cuyos síntomas son fiebre, tos, dolor de garganta, secreción nasal, escalofríos y cansancio, entre otros.
La pseudomembrana dificulta la respiración y la deglución de los alimentos y puede llegar a obstruir completamente las vías respiratorias y causar la muerte, ya que el paciente con difteria se deteriora rápidamente.
La profesional de la salud manifestó que, pese a que la enfermedad es más común en los países con climas tropicales como el nuestro, es prevenible por vacuna, y los niños son más propensos a enfermar y morir por difteria, “una patología más grave en personas no vacunadas o las vacunadas de manera inadecuada”.
Abreu dijo que gracias a la vacunación la difteria es una enfermedad poco frecuente en países desarrollados, sin embargo, países con atención medica u opciones de vacunación limitadas experimentan altas tasas de esa patología.
La doctora Abreu señaló que existe una forma de presentación cutánea de la difteria, en la cual las lesiones afectan la piel, asociada a una mala higiene, en personas que viven en condiciones de hacinamiento. También hay casos de difteria vaginal, conjuntival y ótica.
Aseguró que el paciente con Difteria presenta un mal estado general y luce tóxico, siendo necesario internamiento, monitoreo, hidratación y vigilancia permanente e iniciar tratamiento rápidamente, en muchos casos ameritan intubación endotraqueal para salvar la vida del paciente. Cuando no es tratado adecuadamente, la bacteria permanece entre 2 y 6 semanas en el organismo.
El tratamiento específico por un especialista consiste en administrar antitoxina con la finalidad de neutralizar la toxina circulante. También aplicar un antimicrobiano durante 14 días, en un área de aislamiento con las precauciones y medidas de control para evitar la transmisión.
“Es muy importante aplicar el esquema de vacunación en la convalecencia, ya que la enfermedad no genera inmunidad permanente. Por lo que la vacuna se aplica a los 2, 4, 6 y 18 meses de edad con refuerzos entre los 4 y 6 años”, y a los 14 años de edad. Los refuerzos en adultos deben aplicarse cada 10 años. Precisó la doctora Abreu.
Finalmente, consideró necesario tomar en cuenta que es una enfermedad infectocontagiosa muy grave que puede ser mortal, y derivar en complicaciones hasta la muerte por la obstrucción de las vías respiratorias, problemas cardíacos, renales, del sistema nervioso y trastornos hemorrágicos.
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